
En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid cada tres meses se cae parte del techo en diferentes aulas y pasillos. Hay zonas apuntaladas que no se pueden reparar por falta de fondos. Hace unas semanas se cayó el techo en un despacho de la Facultad de Psicología. En invierno, es necesario llevar abrigo en las aulas donde no da el sol. Esto sucede en la Comunidad de Madrid, cuyo Gobierno vuelve a ser el que menos invierte en educación. Para salvar la situación, la UAM se ve obligada a ceder terrenos y alquilar edificios al CSIC, es decir, el Ministerio de Ciencia termina financiando a la UAM porque la Comunidad de Madrid no ofrece el presupuesto necesario. La firma del Programa María Goyri para la incoporación de docentes solo soluciona uno de los muchos problemas que tiene la universidad pública. Ni siquiera es el más importante. El futuro de la sociedad depende de la calidad y los medios de su educación pública.