
Estas son unas de las Navidades más difíciles para los valencianos. En mi familia, pasado el puente de la Inmaculada, nadie quiere hacerse cargo de poner los adornos navideños y me toca a mí este año traer a casa el espíritu de la Navidad y animar la moral de las tropas. Quizás en mi generación, la de los 90, sabemos mucho de caer y volvernos a levantar, tras tantas crisis económicas y tragedias varias que nos ha tocado vivir en apenas unas poquitas décadas de vida.