
A menos de dos años del final de la XII legislatura andaluza, Moreno ha planteado de partida el debate de la comunidad como un nuevo proceso de investidura, en el que ha mezclado el obligado balance sobre lo hecho, pero sobre todo nuevos anuncios y propuestas. El objetivo claro es refrescar el mensaje de un Gobierno que lleva seis años al frente de la Junta de Andalucía y que tiene problemas graves en la gestión sanitaria —el presidente andaluz destituyó a la consejera de Salud en el mes de julio aunque la mantiene en la mesa del Consejo de Gobierno con otra cartera— y una denuncia judicial de incierto, pero posiblemente de largo recorrido, presentada por los 30 diputados del grupo socialista.