
Cuando se acerca el nuevo año, solemos plantearnos buenas intenciones para los siguientes meses. Puede tratarse de alcanzar una vida más saludable, ahorrar para un viaje soñado o, incluso, ganar más paciencia ante los problemas. Sin embargo, no siempre lo conseguimos. El problema no radica en los objetivos propuestos, habitualmente muy loables, sino en el método con el que pretendemos alcanzarlos, es decir, en cómo vamos a crear nuevos hábitos o a enterrar aquellos que ya no nos sirven. Y esto último no suele ser tan sencillo.
Principio de Premack
— El cambio de hábitos resulta más sencillo si sigue una determinada secuencia, como sugiere el psicólogo David Premack, profesor de la Universidad de Pensilvania: “Las conductas más probables reforzarán las conductas menos probables”.
— Cuando queremos comenzar a hacer deporte, podríamos proponernos la siguiente secuencia: después de levantarme o de desayunar, hago 20 minutos de ejercicio (lo que necesito) y después consulto las redes sociales (lo que me gusta). Si cambio el orden de las dos últimas, es más difícil que luego me anime a hacer deporte diariamente.